El poeta Derek Walkott llamó al gran escritor y periodista cubano Guillermo Cabrera Infante “el gran exiliado”. En su ensayo Cabrera Infante: el gran exiliado, Walkott nos recuerda que Cabrera Infante sale de la Isla el 3 de octubre de 1965 rumbo a Bélgica. Los recuerdos londinenses de Cabrera Infante es el de una Habana que evoca los colores, la música, la literatura, el clima de un tiempo presente en una memoria remota, recuerdos propios de un exiliado.
En estos días nos enteramos que la tiranía política de los Castro han reformado su Ley de Migración, que data de 1976. Para dar el visto bueno a los cubanos que podrán entrar o salir de la isla, el artículo 23 de esta Ley de Migración reformada, por ejemplo dice: “Los ciudadanos cubanos residentes en el territorio nacional no pueden obtener pasaporte corriente mientras se encuentran comprendidos en alguno de los supuestos siguientes:… d). Cuando razones de Defensa y Seguridad Nacional así lo aconsejen… f). Carecer de la autorización establecida, en virtud de las normas dirigidas a preservar la fuerza de trabajo calificada para el desarrollo económico, social y científico-técnico del país, así como para la seguridad y protección de la información oficial…” con los enunciados de estos incisos de la “nueva” Ley de Migración cubana uno pensaría más en los téntaculos de esta caduca tiranía, que de una liberalización migratoria. Lo más seguro que si viviera Cabrera Infante se le negaría la entrada a su país por “razones de Defensa y Seguridad Nacional”.
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