miércoles, 17 de octubre de 2012

Alvin E. Roth y Lloyd S. Shapley, Premio Nóbel de economía: ¿la economía como ingeniería?

Alvin E. Roth y Lloyd S. Shapley son los economistas laureados con el Premio Nóbel de Economía 2012. El economista e historiador de las ideas de la escuela austríaca de Economía, Mario Rizzo argumenta en su nota “Economics” Nobel Prize – 2012 edition, que no concibe a la economía en los términos del premio nóbel de economía 2012 Alvin Roth como una “disciplina ingenieril”, pues para Mario Rizzo la economía ”nace con el deseo de construir y explicar el orden espontáneo de los mercados”. De ahí que en su nota la palabra “Economics” esté entrecomillada, pues duda de una economía que construya el conocimiento como un modelo similar al de la ingeniería. La economía como ingeniería estaría limitada a un campo muy especializado, cuya contribución al conocimiento sería meramente técnico, contribución que con mirada escéptica lo observa Mario Rizzo.

Cuba, la ley de migración y el gran exiliado

El poeta Derek Walkott llamó al gran escritor y periodista cubano Guillermo Cabrera Infante “el gran exiliado”. En su ensayo Cabrera Infante: el gran exiliado, Walkott nos recuerda que Cabrera Infante sale de la Isla el 3 de octubre de 1965 rumbo a Bélgica. Los recuerdos londinenses de Cabrera Infante es el de una Habana que evoca los colores, la música, la literatura, el clima de un tiempo presente en una memoria remota, recuerdos propios de un exiliado.


En estos días nos enteramos que la tiranía política de los Castro han reformado su Ley de Migración, que data de 1976. Para dar el visto bueno a los cubanos que podrán entrar o salir de la isla, el artículo 23 de esta Ley de Migración reformada, por ejemplo dice: “Los ciudadanos cubanos residentes en el territorio nacional no pueden obtener pasaporte corriente mientras se encuentran comprendidos en alguno de los supuestos siguientes:… d). Cuando razones de Defensa y Seguridad Nacional así lo aconsejen… f). Carecer de la autorización establecida, en virtud de las normas dirigidas a preservar la fuerza de trabajo calificada para el desarrollo económico, social y científico-técnico del país, así como para la seguridad y protección de la información oficial…” con los enunciados de estos incisos de la “nueva” Ley de Migración cubana uno pensaría más en los téntaculos de esta caduca tiranía, que de una liberalización migratoria. Lo más seguro que si viviera Cabrera Infante se le negaría la entrada a su país por “razones de Defensa y Seguridad Nacional”.

lunes, 15 de octubre de 2012

La disciplina partidaria en México: un recuento teórico


La disciplina partidaria en México: un recuento teórico.*

Noé Hernández Cortez**

Resumen
El objetivo del presente trabajo es trazar en sus líneas generales el estudio de la variable disciplina partidaria en los regímenes presidencialistas latinoamericanos, para posteriormente realizar una revisión sobre los avances teóricos en esta línea de investigación en México. La variable institucional disciplina partidaria permite explicar en gran medida los poderes partidarios que tiene el presidente mexicano en el entorno de un gobierno dividido para fijar su propia agenda legislativa. He ahí la importancia de la disciplina partidaria para conocer las consecuencias que tienen en la aplicación de la política de gobierno por parte del ejecutivo.

Palabras claves: México, disciplina partidaria, Sistemas Políticos, Presidencialismo, Parlamentarismo

Génesis del debate en América Latina
El debate en el cual se contextualiza nuestra investigación es una vertiente teórica que surge a partir de que Latinoamérica abandona los autoritarismos populistas y dictatoriales para dar paso al nacimiento o renacimiento del ejercicio democrático. Una vez que Latinoamérica ve despejado el “tiempo nublado” -como le llamó Octavio Paz a esta época de autoritarismos en la década de los 70’- ahora América Latina mira su horizonte hacia la consolidación de la democracia en sistemas presidencialistas de gobierno, teniendo en frente riesgos y oportunidades  a causa de las dificultades que presenta el diseño institucional presidencial para las funciones de la gobernabilidad.


En este contexto histórico surge el debate académico sobre el tema Presidencialismo versus Parlamentarismo. Como sabemos dicho tema lo puso en la mesa de debate en los círculos académicos latinoamericanos Juan J. Linz  a partir de su estudio sobre la exitosa transición a la democracia en España. El argumento general de Linz es el siguiente: desde la lógica del diseño institucional el sistema parlamentario genera estabilidad política, por el contrario el sistema presidencialista   genera inestabilidad política, para ahondar en este argumento ver el caso de estudio que nos presenta Linz para Latinoamérica, el proceso de inestabilidad política que presentó Chile para dar origen a la dictadura de Augusto Pinochet, desembocando en el quebrantó de su democracia.


Juan J. Linz ha estudiado la polarización entre las fuerzas políticas en los congresos de sistemas presidencialistas, en los cuales los juegos estratégicos de los actores políticos es de suma cero, bajo esta lógica el congreso entra en una parálisis legislativa dejando solo al ejecutivo en los problemas más apremiantes para la toma de decisiones en las políticas públicas. En este contexto, argumenta Linz que el sistema presidencialista es más propenso a generar gobiernos divididos, en este entorno los partidos políticos no tienen incentivos para cooperar con el ejecutivo, lo que pone en peligro a la democracia misma pues genera inestabilidad política. Linz, ante estos eventos políticos en los sistemas presidencialistas, propone como solución de diseño institucional las virtudes del parlamentarismo.


Existen otros estudios clásicos como los de Matthew Shugart y John Carey (1997), que si bien no consideran como alternativa al parlamentarismo si abren la línea de investigación hacia el rediseño institucional del presidencialismo desde la óptica del diseño constitucional, el sistema electoral y el sistema de partidos. Estos autores consideran que si se introducen al sistema presidencialista: 1).Un sistema de mayoría simple para la elección del presidente, sin segunda vuelta; 2). Representación proporcional con distritos de baja magnitud para contrarrestar la división al interior del sistema de partidos; se logrará un gobierno unificado.


En resumen Juan J. Linz (1971) considera que la inestabilidad política que generan los sistemas presidencialistas en Latinoamérica es debido a su diseño constitucional. Por otra parte, Matthew Shugart y John Carey (1997) consideran que hay que buscar salidas a la inestabilidad política de los sistemas presidencialista a partir de reformas desde el propio sistema.

El contexto mexicano
Debido a este debate iniciado por Juan J. Linz se empezaron a investigar los temas de  gobernabilidad, la relación entre poderes, las limitaciones del poder Ejecutivo, las funciones de los congresos en los regímenes presidencialistas  y el sistema de partidos en Latinoamérica.


En 1996 un joven politólogo mexicano (Lujambio: 1996) reúne a un conjunto de investigadores y publican un libro con el título de Poder Legislativo. Gobiernos Divididos en la Federación Mexicana, [1] obra que pone en la mesa de discusión una serie de temas concernientes a los congresos locales en México. Más tarde, el propio Alonso Lujambio (2000) en colaboración con Horacio Vives Segl publica un libro en donde madura sus ideas sobre el gobierno dividido, pero ahora desde una perspectiva de la historia reciente de México, nos referimos al libro El Poder Compartido. Un ensayo sobre la democratización mexicana. Es en este texto en donde en una visión de conjunto Lujambio cuenta la historia de cómo empezó a compartirse el poder entre los partidos políticos desde la base de la pirámide estatal, es decir, desde el municipio, pasando por los gobiernos estatales hasta llegar a la cúspide de los poderes federales. De acuerdo con Lujambio 1974 es el año axial en donde algunas reformas estatales -en total en 17 estados de la federación- dan cabida al sistema electoral mixto introduciendo la figura de  diputados de partido. Estas reformas estatales entre febrero de 1974 y agosto de 1977  abrieron el camino a la pluralidad política que empezaba a manifestarse tímidamente en los congresos locales. [2] Esta misma pluralidad política llegó a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión en 1997, por primera vez el partido del Ejecutivo perdía la mayoría absoluta, es decir, el 50% más uno de los curules.


Con la alternancia política en el poder ejecutivo en el 2000, el Poder Legislativo empezó a jugar un papel cada vez más importante, actuando como contrapeso del poder Ejecutivo. [3]  El juego político que empezó a desempeñar el Legislativo ya no era solo pasivo, sino que se convirtió en un factor decisivo para la gobernabilidad en México. Esta relevancia del Legislativo –como lo explicamos líneas arriba- ha sido ya tratada por algunos estudiosos desde distintos enfoques, en particular nuestro trabajo de investigación aquí presentado se inserta en el tema de la disciplina partidaria en el Legislativo.


Algunas definiciones
Hay distintas definiciones sobre la disciplina partidaria, enumeraremos primero algunas definiciones para posteriormente en el siguiente apartado señalar el estado del arte desde donde se debate nuestro tema de indagación. Una primera aproximación la encontramos en el pensador Giovanni Sartori (1996:205-210), quien desarrolla el tema afirmando que la votación disciplinada entre los partidos es más fundamental para los sistemas parlamentarios que para los sistemas presidenciales. Amparo Casar (2000)  la define así: “en rigor, el término disciplina se refiere al acatamiento de los legisladores de la línea dictada por el líder del partido o de la fracción parlamentaria”. Por otra parte para Daniela Giannetti y Michel Laver (2005:2) la disciplina partidaria es “resultado de los juegos estratégicos al interior de los partidos políticos, en los cuales los legisladores como miembros del partido responden a las recompensas o castigos determinados por el régimen de toma de decisiones, sin importar si apoyó esa decisión”. Para los objetivos de nuestro estudio hemos elaborado una definición de estos tres últimos autores, en síntesis la disciplina partidaria “es el acatamiento de los legisladores –motivada por las recompensas o castigos- en la línea dictada por el líder del partido o de la fracción parlamentaria, sin importar si apoyaron individualmente esa decisión”.


La disciplina partidaria en México: perspectivas teóricas.
La literatura sobre los estudios de la disciplina partidaria en México es muy reciente. No obstante la riqueza conceptual es impresionante. En la investigación de Everardo Rodrigo Díaz Gómez se cita una hipótesis interesante en este campo formulada por Alonso Lujambio. Dicha hipótesis señala que “en un sistema de mayoría simple para la elección presidencial (sin segunda vuelta) y con un sistema de partidos que presenta un formato de fragmentación moderada, puede esperarse que los partidos de oposición no quieran cooperar con el partido del presidente, debido a que en su estrategia de corto plazo priorizan la probabilidad de una victoria próxima en la competencia electoral”.(2006: 48) Para poner a prueba sus supuestos, como indica Díaz Gómez, Lujambio estudió 138 votaciones en el pleno legislativo de la 57 Legislatura de la Cámara de Diputados, confirmando así sus supuestos.


María Amparo Casar en su estudio titulado El proceso de negociación presupuestal en el primer gobierno sin mayoría: un estudio de caso analiza el andamiaje normativo en que se da el proceso de negociación del presupuesto del primer gobierno sin mayoría (1997), en particular estudia la importancia que cobra el ejecutivo en esta negociación con el ejecutivo. Es un trabajo que permite conocer la metodología para investigar el trabajo legislativo desde una perspectiva cuantitativa.


Benito Nacif (2002) explica el fenómeno de la disciplina partidista en México a través del modelo de Principal-Agente. [4] Para Nacif existen cuatro factores que determinan la disciplina parlamentaria, a saber: a) los líderes de los partidos nacionales, b) los legisladores son agentes de los dirigentes nacionales de los partidos. Por otra parte, los líderes de las fracciones parlamentarias actúan como monitores. C) El gobierno interno de los congresos da a los líderes de los grupos parlamentarios instrumentos para premiar y castigar. D) Clausula de no reelección provoca que los legisladores dependan de los dirigentes nacionales, recordemos que en México cierta parte de candidatos a ocupar asientos en el legislativo se da por medio de listas cerradas, dándole un alto grado de control al dirigente nacional del partido sobre los legisladores.


En el seminario El Gobierno Dividido en México: Riesgos y Oportunidades celebrado el 6 y 7 de mayo del 2002, Luis Carlos Ugalde presentó su trabajo La disciplina Partidista en México, en donde expone de manera parsimoniosa el problema. Lo interesante de este trabajo es que define con precisión algunos determinantes que condicionan la disciplina partidaria, a saber: a) reglas electorales, b) reglas internas del Congreso c) estatutos de los partidos d) reglas informales de gobernadores. El punto d) es interesante porque toca las reglas informales de los gobernadores, cuando la mayoría de los estudios se centra exclusivamente en las reglas formales que determinan la disciplina partidaria.


Desde una perspectiva cuantitativa Weldon (2006) realizó estudios empíricos sobre la disciplina partidaria en la Cámara de Diputados entre los años de 1998 y el 2002. Aquí explicaremos su índice de medición para contrastarlo con el índice de Rice.


Para medir el grado de disciplina partidista de los legisladores existen indicadores que dan cuenta de ello, a partir del análisis de la orientación del voto de los legisladores en el pleno por parte de los legisladores, este comportamiento se mide por la cooperación o no cooperación por parte de los legisladores hacia su partido político.


El índice de Rice (Ugalde, 2002:2) “es un indicador de disciplina partidaria que se calcula a través de la diferencia del porcentaje mayoritario y el porcentaje minoritario del voto de una fracción parlamentaria. Puede tomar valores de 0 a 1, donde los valores cercanos a cero denotan una baja disciplina partidaria y los cercanos a 1 una alta disciplina”. Su fórmula es:

Rice= (por cientoSI – por cientoNO).

El índice Heller y Weldon, Pérez Vega (2006:155) “mide el máximo de los votos a favor, abstenciones y en contra, dividido entre el número total de diputados del partido que votan. Los miembros que no votan son excluidos del análisis. De acuerdo con Heller y Weldon, este índice es generalmente más alto que el índice Rice, ya que mide la proporción más alta en lugar de la diferencia entre proporciones. El indicador toma valores de 33.3 a 100. En el primer caso, un partido se divide uniformemente entre los miembros que votan a favor, en contra y abstención. En el segundo caso, todos los miembros votan en el mismo sentido”. La fórmula que expresa lo anterior es:

I=max (por cientoSI, por cientoABS, por cientoNO)

Con respecto al trabajo presentado por Weldon (2006) su argumento sobre lo significativo que es introducir la variable abstencionismo para medir la disciplina partidaria en la Cámara de Diputados, refleja una lectura más cercana a la actitud del legislador mexicano, por tal razón consideramos que el método de Heller y Weldon es el que mejor explica la disciplina partidista en México.


En su trabajo Desempeño legislativo y disciplina partidista en México: la Cámara de Diputados, 2000-2003, publicado por la revista CONfines en 2006, Everardo Rodrigo Díaz Gómez  trabaja cuatro hipótesis a partir de la revisión temática de la literatura especializada , la virtud de este texto es que expone en unas cuantas líneas el estado del arte en esta línea de investigación. Su objeto de estudio es la 58 legislatura (2000-2003) de la Cámara de Diputados. Esta misma Legislatura fue estudiada por Moisés Pérez Vega (2006) en su tesis de maestría titulada Las fuentes institucionales de la disciplina partidaria en México. La LVIII Legislatura de la Cámara de Diputados (2000-2003) y por María de los Ángeles Mascott Sánchez en su estudio titulado Disciplina partidista en México: el voto dividido de las fracciones parlamentarias durante las LVII, LVIII y LIX Legislaturas dicho trabajo fue publicado en 2006. Es preciso resaltar que el trabajo más reciente en este campo es el de Everardo Díaz Gómez como también lo señala María de los Ángeles Mascott [5], por otra parte, obsérvese que las pocas investigaciones existentes en esta línea de investigación tiene como objeto de estudio en particular a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.


Es pertinente llamar la atención que en los Congresos Locales es difícil medir la disciplina partidaria, pues, se requiere que la legislatura registre las votaciones nominales para poder medir la orientación del voto de los legisladores. Me parece que existen dos razones por el cual la mayor parte de las legislaturas locales no registran sus votaciones nominales: 1) una es de orden histórico, que consiste en la falta de tradición en las instituciones gubernamentales de tomar registro puntual del trabajo del quehacer público; y 2). La falta de transparencia legislativa por parte de los congresos locales.

Conclusiones
Como hemos repasado en este artículo la importancia de la disciplina partidaria en el formato presidencialista mexicano, radica en saber que tanto apoyo tiene el Presidente por parte de su partido que no es mayoría en el Congreso, y las implicaciones para la gobernabilidad que conlleva esta situación de gobierno dividido.


Por último, queremos llamar la atención que la medición de la disciplina partidaria en México es muy reciente -1997-, apenas 10 años, cuando en las democracias occidentales como lo es Estados Unidos el estudio de la disciplina partidaria con rigor metodológico proviene desde las primeras décadas del siglo XX. La ausencia del registro de la votaciones es signo de preocupación si lo relacionamos con la transparencia legislativa y de representación lo que nos lleva a preguntarnos porqué no sabemos nada de las votaciones nominales en la mayor parte de los congresos locales. He ahí el sentido crítico que reviste pensar la lógica de la disciplina partidaria y sus implicaciones políticas.

Bibliografía

Daniela Gianetti y Michael Laver (2005), Party cohesion, party factions and legislative party discipline in Italy. Joint Workshop Sessions of the European Consortium for Political, Granada, España.
Díaz Gómez, Everardo Rodrigo (2006), “Desempeño legislativo y disciplina partidista en México: la Cámara de Diputados, 2000-2003” en Confines, México.
Díaz Rebolledo, Jerónimo (2005), “Los determinantes de la indisciplina partidaria. Apuntes sobre la conexión electoral en el Congreso mexicano, 2000-2003”,  en  Política y Gobierno, México.
Lujambio, Alonso (2001), El Poder Compartido. Un ensayo sobre la democratización mexicana. Océano, México.
Lujambio, Alonso (1996), Poder Legislativo. Gobiernos Divididos en la Federación Mexicana.UAM-IFE-Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública. México.
Meyer, Lorenzo (2004), Liberalismo Autoritario. Las contradicciones del sistema político mexicano. Océano, México.
Mascott Sánchez, María de los Ángeles (2006), Disciplina partidista en México: el voto dividido de las fracciones parlamentarias durante las LVII, LVIII y LIX Legislaturas. México, CESOP, México.
Paz, Octavio (2001), Sueño en libertad. Escritos Políticos. (Selección y prólogo de Yvon Grenier).Seix Barral. México.
Pérez Vega, Moisés (2006), Las Fuentes institucionales de la disciplina partidaria en México. La LVIII Legislatura de la Cámara de Diputados (2000-2003). Instituto Electoral del Estado de Jalisco, Guadalajara.
Sartori, Giovanni (1996). Ingeniería Constitucional Comparada. Una investigación de estructuras, incentivos y resultados, Fondo de Cultura Económica, México.
Scott Mainwaring y Timothy R. Scully. Building democratic institutions. Party Systems in Latin America. Stanford University Press, Stanford 1995.
Shugart, Matthew Soberg y Stephan Haggard. “Institutions and Public Policy in Presidential Systems.” Presidents Parliaments and Policy. Editado por Stephan Haggard y Mathew D. McCubbins. Cambridge, Cambridge University Press, 2001.
Hurtado, Javier (2001), El Sistema Presidencial Mexicano. Evolución y Perspectivas. México, Fondo de Cultura Económica.
Soberg Shugart, Mathew y Scott Mainwaring. “Presidentialism and Democracy in Latin America: Rethinking the terms of the Debate”, en Scott Mainwaring and Mathew Soberg Shugart, Presidentialism and Democracy in Latin America, Cambridge, Cambridge University Press. 1997.
Ugalde, Luis Carlos (2002), La Disciplina Partidista en México. México, CIDE.
Weldon, Jeffrey A. (2002), “Disciplina Partidista en la Cámara de Diputados” trabajo presentado en el seminario El Gobierno Dividido en México: Riesgos y Oportunidades, IBERGOP-CIDE, México.


*El presente ensayo fue realizado como parte de mi tesis de maestría en Sociología Política en el Departamento de Sociología y Economía en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Una versión del presente ensayo fue publicada en la revista de Ciencia Política y Administración Pública Análisis Social de la Universidad Iberoamericana Campus Puebla en el número 8 del 2008.


**Noé Hernández Cortez es Doctor de Investigación en Ciencias Sociales con especialidad en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, Sede México. E-mail: noe.hernandez@flacso.edu.mx


[1]Alonso Lujambio expone aquí un argumento sugerente que es fuente de inspiración de este ensayo: “…Sin despreciar los avances que estas contribuciones han significado para la literatura sobre el tema, lo cierto es que han ignorado sistemáticamente formularse la otra pregunta. Es decir, ante la extraordinaria ocurrencia de gobiernos divididos en las democracias presidenciales, la literatura enfatiza sin embargo cómo evitarlos, y no cómo enfrentarlos exitosamente” (1996:12). Con respecto a este punto Javier Hurtado matiza este argumento esgrimiendo: “Siendo los Gobiernos Divididos una suerte de consecuencia inevitable del desarrollo de la democracia, de la política de partidos y del escrupuloso apego a las características que le han dado especificidad a los sistemas presidenciales, el quid del asunto –coincidiendo con Lujambio– no es cómo evitarlos sino cómo ‘enfrentarlos exitosamente’. Sin embargo, creo que a simple vista resulta más recomendable tratar de evitarlos que enfrentarlos, en una justa de la que se puede salir derrotado si no se cuenta con todos los dispositivos de diseño legal e institucional para salir airoso del trance” (2001:64).

[2]Alonso Lujambio pone el acento en la importancia y limitaciones de la introducción de la reforma en las constituciones locales de la figura de ‘diputados de partido’: “…17 estados de la federación introdujeron entre febrero de 1974 y agosto de 1977 (la reforma política de 1977 es del 6 de diciembre) la figura de ‘diputados de partido’ en sus legislaciones. Aunque el primer estado en poner en marcha la reforma fue Sinaloa (en su XLVIII Legislatura, 1974-1977), fue en el Estado de México, fechada el 25 de enero de 1974, insiste –al igual que la reforma de 1962– en que la intención no es que los partidos compartan el poder de decisión en el congreso, sino permitir, nada más ‘la participación de las minorías’…” (2000: 46).

[3] En una interpretación de crítica histórica Lorenzo Meyer describe con certeza el autoritarismo del PRI en la lógica del Antiguo Régimen: “El PRI, como todo partido autoritario, no es una organización cuyos componentes se distingan por ser fieles a una ideología en particular, sino fieles a una mentalidad: el principio de sumisión incondicional a la línea fijada por el superior, cualquiera que ésta y éste sean. Y en el universo priísta, el superior es aquel que controla los recursos del gobierno y del Estado mismo, pues éstos son los recursos que alimentan al aparato priísta en general y, en diferentes grados, a cada uno de sus miembros en particular” (2004:112).

[4] Luis Carlos Ugalde en una nota al pie de página argumenta su desacuerdo con el modelo de Principal-Agente de Benito Nacif, al respecto escribe: “Benito Nacif usa un formato de modelo principal-agente para analizar la relación entre los partidos nacionales y sus congresistas en las cámaras. En mi opinión, esa conceptualización es incorrecta porque lo que se observa es que los congresistas son agentes de su líder parlamentario, más que del presidente de su partido a nivel nacional” (2002:9). A mi parecer esta crítica cuestiona el origen de donde emana el poder del Principal, pero no descarta del todo el interesante enfoque de Principal-Agente de Benito Nacif, quien introduce esta manera sugerente de mirar el mismo problema.

[5] Con respecto al trabajo de Everardo Díaz Gómez, la investigadora María de los Ángeles Mascott Sánchez comenta el trabajo del autor en los siguientes términos: “El trabajo más reciente sobre la disciplina partidista en México es el de Everardo Díaz Gómez, quién analiza el voto de los diputados durante la LVIII Legislatura. Su análisis se basa en cinco indicadores: tasa de aprobación de proyectos, índice Rice, índice Jones, índice Jones modificado e índice de cohesión legislativa. Para el autor, la combinación de estos indicadores permite capturar el significado completo de la indisciplina partidista, porque incorpora indicadores de ‘disenso fuerte’, que se manifiesta como votos en contra de la mayoría, y ‘disenso suave’, expresado en abstenciones y ausencias”. Y la autora agrega a nota de pie de página: “Este trabajo se publicó de manera posterior a la redacción inicial de este documento, pero llega a conclusiones similares a las aquí planteadas originalmente”.







jueves, 4 de octubre de 2012

El mito neoliberal y la reforma laboral en México

Existe la creencia de que con la reforma laboral en México se elevará la productividad. El economista de la Universidad de Cambridge Gabriel Palma argumenta que el neoliberalismo en América Latina se ha aceptado como un sistema de creencias absoluto, y esto sucede en México en la elaboración de la política pública. Un dato: El PIB de México en el período de 1950-1980 fue de 6.4%, mientras que en el período de 1980-2008 fue de 2.6%, es decir, en este segundo período bajó el PIB nacional en plenas reformas neoliberales. En el período de 1950-1980 existió en México una política industrial, mientras que en el período de 1980-2008 predominará una economía financiera  especulativa de alto riesgo -recordemos la crisis financiera del 94-95-. No es casual observar que las utilidades de las corporaciones financieras en México no regresan como inversión, es decir, los capitales se van del país, como sucede en el caso de Chile. Así la reforma laboral es un castigo más a la clase trabajadora en México y los que salen beneficiados es la élite capitalista quien bajará sus costos al tener mano de obra barata legalizada.


Poesía clásica japonesa por Aurelio Asiain

En el bello texto del poeta Aurelio Asiain, Poesía clásica japonesa, encuentro el siguiente poema de Minamoto no Sanetomo:

En este mundo
lo mismo que una sombra
en el espejo
que no está donde está
ni ahí deja de estar
                                    

Minamoto no Sanetomo (Versión de Aurelio Asiain).

El elogio de la sombra de Junichiro Tanizaki

Fotografía: Tomada de margen del yodo


En El elogio de la sombra de Junichiro Tanizaki se leen las siguientes líneas: "En Occidente, el más poderoso aliado de la belleza fue siempre la luz; en la estética tradicional japonesa lo esencial está en captar el enigma de la sombra. Lo bello no es una sustancia en sí sino un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de las diferentes sustancias que va formando el juego sutil de las modulaciones de la sombra".


martes, 2 de octubre de 2012

La reforma laboral en México y la visión neoclásica del mercado laboral mexicano

Existe en América Latina una tradición intelectual de economía que no goza actualmente de prestigio, si consideramos al “prestigio” como una noción que se articula con la idea de “eficiencia”. Me refiero a la tradición intelectual del pensamiento económico de Raúl Prebish. Pues bien, comentaristas, la clase empresarial, la coalición legislativa del PAN y el PRI y el gobierno saliente de Felipe Calderón, le apuestan a un mercado laboral en donde el principio fundamental sea la “eficiencia”, noción propia de la teoría neoclásica de economía. En el tema del outsourcing se concibe al trabajador mexicano exclusivamente como un factor de producción desprovisto de derechos sociales -no me refiero a la concepción precaria de “derechos sociales” como se conciben en lo general en dicha reforma- cabe preguntarse entonces ¿Por qué esta reforma laboral no va acompañada de otras reformas fundamentales como el de la seguridad social y la de política social?


La concepción de esta reforma laboral está anclada en una concepción neoclásica del mercado del trabajo, en donde si se dejan factores sociales constantes vendrá por sí misma la productividad en el país. Los resultados ya los conocemos por años de políticas públicas ancladas en las premisas neoclásicas de la eficiencia y la idea de que el mercado solucionará el grave e inhumano tema de la pobreza. En este contexto, cobra sentido la crítica valiosa de Raúl Prebish, en un ensayo de 1978 titulado Notas sobre el desarrollo del capitalismo periférico, escribe Prebish:


“Las afirmaciones que acabo de formular me obligan a exponer claramente mi pensamiento acerca del capitalismo periférico y su articulación de los centros. Declaro ante todo que al interpretar estos fenómenos me he emancipado por completo de las teorías económicas convencionales, especialmente las teorías neoclásicas, que han rebrotado con vigor en América Latina y en algunos países tienen gran influencia en la política económica”.


Leyendo a Raúl Prebish me temo que la actual reforma laboral que aguarda en el Congreso, al no concebir el trabajo como un derecho social en su concepción más plena de derecho humano, generará un problema sociológico: el malestar social de la sociedad mexicana. Cuando los téntaculos de la eficiencia abrazan distintas esferas de la actividad económica sin considerar el contexto social, se tiene una óptica limitada y burda de la realidad social.

lunes, 1 de octubre de 2012

Eric Hobsbawm, 1917-2012


Fotografía: Eric Hobsbawm


Noé Hernández Cortez*


Ha muerto el gran historiador marxista Eric Hobsbawm. Recuerdo mi primer encuentro con la obra de Eric Hobsbawm en un curso que impartí años atrás a estudiantes de preparatoria abierta titulado Historia Moderna de Occidente. Este curso diseñado por el Tecnológico de Monterrey ponía a disposición de los estudiantes una visión histórica inspirada en la obra The Age of Revolution 1789-1848de Eric Hobsbawm. Las clases matutinas eran un alegre encuentro en el salón de clase discutiendo a un autor marxista lejano por la geografía, pero cercano en los tiempos que se vivían, pues a principios de la década de los noventa, éramos testigos del derrumbe del bloque comunista de la URSS y de la Europa del Este, así como el surgimiento de los nacionalismos en Europa. En México, teníamos la organización de una izquierda partidista que cuestionaba duramente el poder hegemónico del PRI.


En The Age of Revolution 1789-1848 Eric Hobsbawm traza con la belleza de su prosa las dos grandes revoluciones de Europa: la Revolución Francesa de 1789 y la Revolución Industrial. El propio historiador marxista nos advierte en el prefacio de esta obra que estudia las “transformaciones” históricas de Europa en el período de 1789-1848. Después de la caída del Muro de Berlín, Hobsbawm seguía creyendo que el marxismo era un método crítico para entender la realidad social, pero no a partir de vagas “teorías marxistas” –que padecí cuando estudié historia-, como se ejerció en gran parte de América Latina, sino más bien a través de la investigación histórica, esto es, del conocimiento empírico. En México, la revista Letras Libres le dedicó páginas a su obra, pienso en el ensayo del historiador liberal Enrique Krauze titulado Un marxista legendario, Krauze nos dice de Hobsbawm: “Hobsbawm, en suma, no se hizo marxista por una moda pasajera, un contagio generacional o una mera conveniencia académica. El marxismo para él fue –sigue siendo– su verdad revelada y su tierra prometida.” El propio Eric Hobsbawm escribió en Letras Libres, aquí destaco su ensayo Después del siglo XX: un mundo en transición, unas líneas que se aproximan a las ideas de otro gran pensador, me refiero al economista y sociólogo Kenneth Boulding**, nos dice Hobsbawm:



“La primera concierne a la explotación de recursos cuyo abastecimiento es naturalmente limitado. Esto incluye no sólo las fuentes de energía fósil de las cuales la industria ha dependido desde el siglo XIX –carbón, petróleo, gas– sino de los más antiguos fundadores de nuestra civilización, a saber: agricultura, pesca y bosques. Estas limitaciones naturales o son absolutas dada la magnitud de las reservas geológicas y de tierras cultivables, o relativas cuando la demanda excede la capacidad de estos recursos para su propia renovación, como la excesiva explotación pesquera y de bosques. Cerca del final del siglo XX el mundo no se había aproximado aún al límite absoluto de las fuentes de energía, ni a un incremento sustancial en la productividad agrícola y las extensiones cultivables, aunque el ritmo de incorporación de nuevas tierras aflojó durante la segunda mitad del siglo. Los rendimientos por hectárea de trigo, arroz y maíz subieron a más del doble entre 1960 y 1990. Sin embargo, los bosques fueron seriamente amenazados” (Letras Libres, julio 2008).



Al igual que Kenneth Boulding, Eric Hobsbawm nos habla de los excesos del mundo capitalista, si bien ya no son sólo las pugnas ideológico-políticas los grandes temas de nuestro tiempo, ahora también incluye el tema de la explotación de los recursos naturales y el deterioro del medio ambiente, la singularidad sobre estos temas radica en la mirada de la historia a través de la lente marxista de Eric Hobsbawm.

Ciudad de México, a 1 de octubre de 2012.


DOCUMENTO DEL POST: Eric Hobsbawm, 1917-2012.
 
 

*Noé Hernández Cortez es Doctor de Investigación en Ciencias Sociales con especialidad en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, Sede México. E-mail: noe.hernandez@flacso.edu.mx; noe.hernandezcortez@gmail.com

** Me he acercado a la obra del economista, sociólogo, filósofo y poeta Kenneth Boulding gracias a un amigo ecuatoriano, quien me ha recordado el olvido en que se tiene a este heterodoxo pensador en el estudio de la Economía.