La revista liberal mexicana Letras Libres ha dedicado su dossier de la edición de septiembre a la actualidad política venezolana, una lectura política que tiene presente las próximas elecciones presidenciales a celebrarse el 7 de octubre. El título de la edición es Venezuela, la hora del cambio, en ella encontramos una brillante entrevista realizada al analista internacional Moisés Naím, titulada La disfuncional Venezuela , título que hace alusión al estado rentístico disfuncional de Nigeria, modelo de corrupción e ineficiencia estatal. Naím nos recuerda con indicadores a nivel macroeconómico el desastre de la estructura económica a que ha llevado el chavismo al país, pero lo más grave: la estructura política de clientelas que el caudillo ha construido en estos años de gobierno autoritario, creando así los incentivos para que en caso de ausencia del caudillo, se articule una lucha por el poder dentro del propio chavismo, con las graves consecuencias de que desestabilice aún más la política venezolana.
La crónica periodística en esta edición sobre la política venezolana está a cargo de la periodista venezolana Mariana Atencio, en su artículo Henrique Capriles, crónica de una travesía nos describe los obstáculos que padece el joven candidato opositor de Hugo Chávez, Henrique Capriles. El día a día de la campaña de Henrique Capriles, tiene que ver con las redes de poder que ha establecido el gobierno de Hugo Chávez, control casi total de los medios de comunicación y los tentáculos de las redes de poder que Chávez ha tendido a través de sus clientes político-electorales. No es de extrañar, esta es la Venezuela real que ha tejido la revolución Bolivariana. El retrato que nos proporciona Mariana Atencio sobre un Henrique Capriles que ha recorrido Venezuela “casa por casa” es revelador: “Capriles ha optado por alejarse de las estáticas ruedas de prensa y de los mensajes televisivos. Ni él ni su ‘autobús del progreso’ se detienen. Su frase ‘Hay un camino’ debe abrirse paso en la tupida jungla del escenario electoral. ‘Esto es como una misión, las personas nacen con un misión’, me dice Capriles. ‘Uno es como un misionero; por lo menos, así lo llevo yo’.” No cabe duda el joven Capriles sabe que su misión política es recuperar la erosionada democracia en que la ha dejado Chávez, a través de un proyecto político democrático, tolerante y con vocación hacia la política social.
El escritor Ibsen Martínez nos entrega un artículo de memoria histórica en este dossier de Letras Libres, titulado La vida sin Chávez. Ibsen me confirma una pregunta que les hacía frecuentemente a mis amigos venezolanos en Caracas: ¿por qué el electorado votó por un militar en 1998 que había dado muestras aterradoras de autoritarismo en el golpe de estado de 1992? Nos responde Ibsen citando su artículo publicado en El Universal en 1998: “Tranquilícense. No importa cuán extemporáneas y retrógradas luzcan ahora las posturas de Chávez, ni cuán fundadas sus acres críticas al sistema político vigente ni cuán radicales sus consignas en materia social, ni mucho menos la arrolladora simpatía popular pese, o quizá gracias, a su fracasado golpista que reflejan los sondeos de intención de voto. Tengan ustedes en cuenta, por cierto, que la lidia con las masivas e imponentes realidades de un país tan complejo como el nuestro, pero, al cabo, un país hecho a los usos democráticos y, todo hay que decirlo, hecho también a las artimañas moderadoras del munificente petroestado, habrá de apaciguar al exgolpista trocado en gobernante.” Para Ibsen Martínez, para usar la metáfora de los economistas, la constante era el sistema democrático venezolano, que había hecho patria en su tierra, y una figura como la de Hugo Chávez encontraría contrapesos en la instalada democracia venezolana, versión puntual también de mis amigos venezolanos.
En 1998 el escritor venezolano, radicado en México, Alejandro Rossi escribiría un artículo titulado Venezuela Elige, en él escribe Rossi: “Los dos candidatos más fuertes para la Presidencia de la República no pertenecen, en efecto, a los partidos clásicos. Lo que han creado son agrupaciones electorales de carácter personal y contingente. Otra singularidad es que ninguna de las dos agrupaciones superó en la Cámara a Acción Democrática, cuyo candidato presidencial, debido a problemas de liderazgo e imagen, sin embargo está en las encuestas por debajo de Henrique Salas Römer y del teniente coronel Hugo Chávez Frías. El comandante es, según opiniones especializadas, quien cuenta con mayores probabilidades. Se trata del militar que se levantó en armas en 1992 en contra del entonces gobierno presidido por Carlos Andrés Pérez, rebelión que dejó, por cierto, más de cuatrocientos muertos. Es increíble que la legalidad republicana haya permitido que se presentara como candidato. El Teniente Coronel favorece la boina roja -esos signos típicos de los grupos de choque-, gusta de las amenazas, nada veladas, a la estructura democrática de Venezuela, y balbucea un brumoso programa populista de justicia social.” Me atrevería a decir, invirtiendo la frase de Sinclair Lewis citada por Ibsen Martínez, que Rossi citaría: “Eso si puede pasar aquí”.
El poeta y escritor Alberto Barrera Tyszka en su ensayo La resurrección del caudillo identifica las tres estaciones del discurso de Hugo Chávez: 1). La naturaleza militar, 2). El talante mediático y 3). La épica petrolera. No cabe duda que las metáforas militares impregnan el discurso político y de confrontación de Hugo Chávez, discurso que sus seguidores recrean hasta el cansancio. Discurso militar y talento mediático como nos narra Alberto Barrera son las cualidades de este gobierno de la Revolución Bolivariana. Sin embargo, el Rey se ha dado cuenta que anda desnudo: carece de una épica propia, nos dice Barrera Tyska, que eleve al propio Chávez al pedestal de personaje mítico de la izquierda latinoamericana, carece de una épica de la que si tiene su tutor Fidel Castro. Como nos recuerda Barrera Tyska: “La muerte consagra a los mitos. La televisión resucita a los caudillos”.
El ensayista Carlos Alberto Montaner nos ofrece una narrativa histórica en su ensayo La ansiosa espera de dos velorios: la imagen no podría ser de otra manera, dos caudillos que se han agenciado de sus respectivos países y que en cierta medida sus destinos están ligados al porvenir inmediato de estos países: la Cuba de Fidel Castro y la Venezuela de Hugo Chávez. Alberto Montaner nos explica que para entender la actual relación entre Cuba y Venezuela, se tiene que partir de una visión histórica, cuyos antecedentes se encuentran en el “modelo” original del subsidio soviético a la isla durante el período de la Guerra Fría. Por convicción y estrategia política el gobierno del Socialismo del Siglo XXI subsidia con petróleo al gobierno ineficiente de los Castro, a cambio Chávez recibe médicos y estrategias de espionaje de Cuba: la primera para las misiones de Barrio Adentro y la segunda para el control político doméstico venezolano.
Finalmente, el presente dossier sobre Venezuela que le ha dedicado la revista Letras Libres en su número de septiembre, es un atento análisis para evaluar el estado de salud de la democracia en América Latina, y a la vez es una exigente toma de posición por la defensa de los usos y costumbres democráticos, frente a los asomos de gobiernos iliberales y antidemocráticos que corren por estos días en nuestro continente.
Ciudad de México, a 11 de septiembre de 2012.
DOCUMENTO DEL POST: Sobre el dossier Venezuela, la hora del cambio de Letras Libres.
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