Al escuchar por la noche del domingo 1 de julio, en la estridente voz de quien lo anunciaba, la llegada al CEN del PRI del candidato Enrique Peña Nieto, vino a mi mente el tufillo del tono de voz de los momentos estelares de la Hora Nacional, que se escuchaba en cadena nacional por la radio los días domingos, en la edad de oro autoritaria del PRI. El PRI es un partido que nunca hizo una reflexión pública sobre su pasado autoritario, que en sus prácticas políticas aún prevalecen. Al igual que en Rusia con Vladimir Putin, legado del viejo Partido Comunista, el electorado en México ha optado por el PRI con un legado autoritario, que con mirada histórica no se debe pasar por alto, por más que insistan nuestros opinadores, amantes de las encuestas que fuera de contexto histórico no nos dicen nada, solo repetir cifras, el vacío de los números.
Las viejas prácticas corporativas del PRI y sus rituales aún persisten, para entender su regreso al poder habría que atender a su discurso y rituales canónicos de esta vieja estirpe autoritaria. No es suficiente el juego democrático de las elecciones, si bien es cierto es un significativo avance, es necesario escudriñar en las prácticas políticas y en lo que Max Weber llamó en la legitimidad del poder político. Siguiendo a Andreas Schedler en contextos como el mexicano existen prácticas propias del autoritarismo electoral. No desestimo el pluralismo del poder político de un congreso dividido, un tribunal de justicia con independencia o la instalación de organismos autónomos como contrapesos, lo que es evidente que un retorno del PRI es la reactivación de viejas prácticas clientelares y corruptas.
Una clientela regional en donde el líder sindical -piénsese en el sindicato petrolero como botón de muestra- es a la vez el líder del PRI regional, después escala a la presidencia municipal, más tarde a una diputación o secretaría estatal, para proyectarse en el futuro a una diputación o senaduría federal dejando tras de sí una estela de clientela obediente. Recuerdo que me comentaba una persona que tenía que ir muy temprano a la casa del líder sindical petrolero priista para solicitar renovación de contrato en PEMEX. Otro trabajador de PEMEX me comentaba que tenía que hacer limpieza en la casa del líder petrolero como “servicio social” a la comunidad. Estas son las viejas prácticas, que si bien no habían muerto, ahora resucitan con la elección de Enrique Peña Nieto. Lo que sigue es seguir ejerciendo la crítica contra un partido que representa el pasado autoritario de México, este pasado autoritario no se puede ignorar como bien lo ha argumentado el historiador Lorenzo Meyer.
Ciudad de México, a 3 de julio de 2012
POST EN DOCUMENTO: El triunfo del PRI, el retorno de las prácticas autoritarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario