En un artículo reciente de Pierre Rosanvallon publicado en la revista Este País, el historiador francés le da otra vuelta de tuerca a la reflexión sobre el populismo. En Pensar el populismo, Rosanvallon dice que el populismo es inherente a la democracia. Pensar el populismo es pensar de manera invectiva a la democracia, al igual que el populismo la democracia es una entidad indeterminada, no acabada. El populismo merece ser comprendido como fenómeno sociológico, y no ser simplemente rechazado en aras del statu quo de la democracia. Rosanvallon observa:
Nadie puede pretender combatir o parar al populismo contentándose con defender la democracia tal como hoy existe. Para criticar el populismo es necesario tener un proyecto de reinvención y de reconstrucción de la democracia (Rasanvallon, Este País, 2012).
Este argumento de Rosanvallon es entendible si nos colocamos en su mirada de democracia enclavada en lo social y cotidiano, en los espacios públicos de la vida democrática, apunta el historiador del totalitarismo:
La democracia debe definirse mucho más resueltamente como un modo de producción de una vida común. Vida común que no es simplemente la de los grandes momentos solemnes de efervescencia electoral o festiva, sino que está constituida por la cotidianidad, por la confianza común, por la redistribución, por el hecho de que se compartan los espacios públicos. (Rasanvallon, Este País, 2012).
Las ideas de Rosanvallon son un aire fresco al liberalismo ortodoxo dominante en nuestra plaza pública.
Ciudad de México, a 20 de enero de 2012
POST EN DOCUMENTO: Pierre Rosanvallon sobre democracia y populismo.
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