viernes, 27 de enero de 2012

Venezuela: el discurso de concordia de la oposición.

El nacimiento de la democracia en Venezuela tuvo como acto fundador el predominio de la concordia entre los distintos actores políticos. La estabilidad política del sistema bipartidista, representado en el pasado por Acción Democrática y la Copei, canalizó de manera exitosa las demandas sociales de la sociedad. No obstante, una lectura de la historia inmediata de Venezuela nos dice que este sistema bipartidista empezó a erosionarse a partir de la crisis política que envolvió al gobierno de Carlos Andrés Pérez a finales de la década de los ochenta.



En un nuevo escenario político en donde se ha instalado la ideología de la Revolución Bolivariana, liderada por el Presidente Hugo Chávez, no sólo las instituciones del bipartidismo se han erosionado, sino también las instituciones gubernamentales de los poderes públicos. Venezuela vive un profundo déficit democrático. En esta situación política es importante que la oposición recupere lo mejor de la herencia democrática de Venezuela: el diálogo y la concordia política.



El escritor liberal Alejandro Tarre recientemente ha escrito en su blog las siguientes líneas “En primer lugar está la necesidad política de un discurso de reconciliación. Excepto Arria y Medina, todos los candidatos, incluyendo María Corina Machado, entienden esta necesidad.” Las palabras de Alejandro Tarre son comprensibles si tenemos en cuenta que Venezuela ha transitado por una trágica polarización ideológica que ha desembocado en violencia verbal y social. En septiembre de 2010 escribí una breve nota en el blog de Nexos, después de las elecciones parlamentarias en Venezuela del 2010, una de las ideas que expuse en ese breve escrito fue “La oposición con ese pequeño espacio legislativo tendrá que establecer un diálogo de acuerdo político y que el optimismo del triunfo no lleve a descalificar y cerrar puertas al oficialismo. Lo que viene ahora para Venezuela es el arte de la política: saber dialogar para tender los puentes de comunicación entre los actores políticos”. Ahora en el 2012 insisto en que uno de los mejores caminos que la oposición debe asumir es retomar de manera creativa lo mejor de la tradición democrática de Venezuela: el diálogo político principio básico para la concordia política.

           

Ciudad de México, a 23 de enero de 2012



viernes, 20 de enero de 2012

Pierre Rosanvallon sobre democracia y populismo



En un artículo reciente de Pierre Rosanvallon publicado en la revista Este País, el historiador francés le da otra vuelta de tuerca a la reflexión sobre el populismo. En Pensar el populismo, Rosanvallon dice que el populismo es inherente a la democracia. Pensar el populismo es pensar de manera invectiva a la democracia, al igual que el populismo la democracia es una entidad indeterminada, no acabada. El populismo merece ser comprendido como fenómeno sociológico, y no ser simplemente rechazado en aras del statu quo de la democracia. Rosanvallon observa:


Nadie puede pretender combatir o parar al populismo contentándose con defender la democracia tal como hoy existe. Para criticar el populismo es necesario tener un proyecto de reinvención y de reconstrucción de la democracia (Rasanvallon, Este País, 2012).


Este argumento de Rosanvallon es entendible si nos colocamos en su mirada de democracia enclavada en lo social y cotidiano, en los espacios públicos de la vida democrática, apunta el historiador del totalitarismo:


La democracia debe definirse mucho más resueltamente como un modo de producción de una vida común. Vida común que no es simplemente la de los grandes momentos solemnes de efervescencia electoral o festiva, sino que está constituida por la cotidianidad, por la confianza común, por la redistribución, por el hecho de que se compartan los espacios públicos. (Rasanvallon, Este País, 2012).


Las ideas de Rosanvallon son un aire fresco al liberalismo ortodoxo dominante en nuestra plaza pública.


Ciudad de México, a 20 de enero de 2012


martes, 17 de enero de 2012

La Hidra mexicana de Roger Bartra




Recientemente el ensayista Roger Bartra acaba de publicar en la revista Letras Libres un ensayo penetrante sobre la persistencia de la cultura política del ogro filantrópico del que hablaba el poeta Octavio Paz: las antimodernas formas clientelares, corporativas y autoritarias del PRI. El ensayo de Bartra La Hidra mexicana me ha permitido a la vez escribir una breve nota de mi relación recelosa en el pasado con el autor marxista que fue en su momento Bartra.


Uno de los libros obligatorios en mi formación como historiador era El Modo de Producción Asiático de Roger Bartra, en feliz compañía con La Historia del Capitalismo en México narrada en términos marxistas por Enrique Semo, ambos libros editados por la legendaria Editorial Era, que siendo joven la identificaba con el pensamiento más ortodoxo del marxismo. Ahora, como bien observó en su momento José María Espinasa, Bartra se ha tejido una tradición intelectual: no la del marxismo, sino el de la tradición del ensayo de Montaigne. En tiempos pasados en lugar de leer a Bartra, leía Vuelta de Octavio Paz. Esta nota es necesaria, pues en la presentación del ensayo La Hidra mexicana (Letras Libres, núm. 157) de Bartra se exige al PRI el examen de conciencia de la que hablaba Paz, un eco secular del cristianismo. Paz en el pasado veía con simpatía a Bartra, un “científico social” haciendo uso de la metáfora para pensar la sociedad y la política. Nos recordaba Paz que las grandes aportaciones a la cultura moderna pasaban por una lectura atenta de los clásicos: Marx, Freud, Einstein, ejercieron esta lectura atenta. La belleza ensayística y la penetrante mirada hacia los usos y costumbres de nuestras formas autoritarias, antimodernas -reflexión que no encontramos en nuestros opinadores formados en las ciencias sociales- emparentan el ensayo de La Hidra mexicana con nuestra tradición del ensayo político de Hora cumplida (1929-1985) de Octavio Paz.


Ciudad de México, a 17 de enero de 2012


lunes, 9 de enero de 2012

Jesús Silva-Herzog Márquez sobre Enrique Peña Nieto: ideas, autores y política


Fotografía: Isaiah Berlin, Stanford Encyclopedia Of Philosophy



Jesús Silva-Herzog Márquez, lector atento del historiador de las ideas  Isaiah Berlin, nos entrega un post interesante sobre la carencia de ideas del candidato Enrique Peña Nieto. Escribe Jesús en su blog: “Enrique Peña Nieto es un frasco sin etiqueta porque carece de contenido propio. Puede ser garrafón de gasolina, una olla de sopa vieja o una botella de cocacola. Peña Nieto será lo que otros viertan en el recipiente. Es un envase, un frasco vacío [...]” Para algunos críticos en México el político mexiquense puede tener o no ideas, eso no es lo relevante, dicen. Sin embargo, nos argumenta Jesús Silva-Herzog Márquez que lo sustancial  radica en las consecuencias – más allá de olvidar autores y títulos- que puede tener en una toma de decisión cuando no se tienen ideas, pues, agregaría, las ideas son una guía para ponderar cuestiones vitales del mundo político. Cuando en México algunos críticos pasaron por alto este hecho, Jesús Silva-Herzog Márquez, al igual que Carlos Fuentes, han señalado la gravedad del asunto.

El federalismo fiscal y la Unión Europea

El profesor Giancarlo Corsetti y Hashem Pesaran de la Universidad de Cambridge identifican como causas de la crisis económica en la Unión Europea, entre otros,  los siguientes factores a). el auge y desplome del mercado inmobiliario; b). los altos niveles de deuda de los países de la Unión Europea; y c).  mercados laborales no competitivos. No obstante, una forma de estudiar el problema, argumentan los autores, es a través de la medición de la inflación. Por tal motivo, una respuesta a la actual crisis económica en la Unión Europea se tiene que buscar más allá de la arquitectura del federalismo fiscal. Los argumentos de Giancarlo Corsetti y Hashem Pesaran se pueden leer aquí.

lunes, 2 de enero de 2012

Amartya Sen y el estado de bienestar

El artículo del economista Amartya Sen, que aparece en el Financial Times, me parece interesante porque pone en primer lugar el valor del estado de bienestar, un texto a contracorriente de lo que opinan nuestros críticos del estado de bienestar en México.